Una prostituta en una frontera centroamericana olvidada por dios y el Estado; un filicidio empujado por la migración forzada y el narcotráfico. Homosexualidad ensangrentada en la conservadora Guatemala, un periodista español en la Nicaragua dictatorial, el escándalo de alcoba que casi tumba a un presidente corrupto. Todas ellas son escenas que podrían estar tanto en un libro de relatos como en una colección de periódicos. Su autor, testigo de realidades varias desde su oficio como reportero, partió de su experiencia en lo segundo para construir lo primero: un compendio de narraciones que se enmarcan en la ficción pero que van revestidos de plausibilidad.
Historias ácidas, agrias, algunas difíciles de tragar, pero perfectamente fáciles de asimilar, porque no se salen de la cotidianidad y nos traen un recordatorio: el diario vivir no se parece tanto a una novela larga como a un libro de cuentos, porque las situaciones son temporales, los finales (casi nunca) son para siempre y un nuevo comienzo se puede encontrar aún después de media docena de capítulos. Por eso mismo es un Menú Degustación; cada relato supone una experiencia sensorial e imaginativa distinta, porque así como aparecen los platillos mencionados al inicio, también hay espacio para la variopinta vida en un bar vallecano, la bondad contenida en unos ojos nacidos en el mar que añoraban encontrarse con el Mediterráneo o aquel amor que cambió Madrid para siempre.
Luis Felipe Garrán Jiménez nació en Ciudad de Guatemala el 3 de abril de 1998 de madre nicaragüense y padre español. Una vida viajando de un lado para otro, visitando a la familia, recopilando historias que luego contaría. Estudió en el Colegio Español de Guatemala Príncipe de Asturias, y cuando debía decidir qué hacer tras el bachillerato, se decantó por el periodismo. Tenía claro que quería contar historias, en la carrera entendió que las que más merecían ser contadas eran aquellas que estaban en cuerpos casi sin voz.
Antes de graduarse comenzó a trabajar en televisión. Desde nota roja hasta crónica comunitaria, la pandemia de covid-19, el Congreso de Guatemala, dos huracanes, una caravana de migrantes y decenas de reportajes lo llevaron a conocer la realidad del país que es ignorada desde las burbujas socioeconómicas.
Tras año y medio, cogió un avión y una habitación en Madrid para estudiar Economía, y el retorno al periodismo lo dio de la mano del fact-checking en “Maldita.es” y en su proyecto dirigido a Estados Unidos, “Factchequeado.com”.
Lector empedernido, runner, muy culé, hincha de Boca, dueño de chistes malos y aspirante a cuentacuentos.
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