En ocasiones tenemos que enfrentarnos a experiencias traumáticas que sacuden hasta lo más profundo los cimientos de nuestro ser.
Es precisamente en estos momentos de profundo dolor que nos aferramos al bagaje de valores que la vida nos ha dado, las enseñanzas de nuestra familia, la educación, el apoyo de quienes nos rodean, la ayuda sobrenatural de Dios.
En La vida continúa hablamos de enfermedad, homicidio, desempleo, divorcio, cáncer, agresión familiar, despojo, soledad, invalidez y muerte, para probar que el dolor se puede sobrellevar y que la muerte no es el final.
Hay un mensaje preciso e intenso detrás de las palabras de la autora: “Mi mamá decía que cuando compartes un conocimiento lo multiplicas, y Doña Hilda Salazar ha sido la mujer más valiente, más íntegra y amorosa que he conocido; tanto su vida como la de su padre fueron un ejemplo para todos. Antes que el olvido borre todos los tesoros aprendidos de ella para enfrentar la adversidad, yo también quiero multiplicarlos para ayuda de muchos y para mi propia reconciliación con la vida.”
La Doctora Hilda María Pérez Salazar nació en San José, Costa Rica, el 18 de agosto de 1959. Se graduó como Médico General en la Universidad de Costa Rica en 1982 y completó sus estudios de Especialista en Pediatría en el Sistema de Estudios de Posgrado de la Universidad de Costa Rica en 1986. Junto con su madre, la profesora Hilda María Salazar Barquero, ha publicado 3 libros sobre Teología Bíblica: Como quiere Dios que su pueblo actúe, Mesías las profecías y La historia del Mesías.
Su práctica profesional en medicina, su interés en temas bíblicos, religiosos y teológicos y su preocupación por los problemas de nuestra sociedad le han permitido tanto a ella como a su madre, plantear ideas para modificar la conducta de una sociedad invadida por agresiones contra niños, mujeres y personas en desventaja social, por su edad, discapacidades y condición socioeconómica.
Plantea un libro de denuncia contra la injusticia y en su tema principal pretende brindar apoyo a todo aquel que ha sufrido una pérdida, el duelo por la muerte de un ser querido. Su enfrentamiento personal con el manejo del paciente que ha sufrido un Evento Vascular Cerebral y el sufrimiento que conlleva la pérdida de un ser amado le permiten abordar el problema desde una visión realista, pretende informar sobre el problema para prevenirlo en quienes todavía es posible, y aumentar los conocimientos de quienes tienen en sus manos a un enfermo en estas condiciones.
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